Marasmo mental, juventud y política.
Marasmo mental, juventud y política.
“Es menos
peligroso toparse con una osa a la que le han robado sus crías que enfrentar a
un necio en plena necedad”.
(Proverbios
17:12.)
No podría
negar cuanta razón habrá de tener el conferencista y politòlogo argentino
Agustín Laje, cuando en una de sus tantas alocuciones, expone
acerca de uno de los grandes filósofos de la historia universal: “Aristóteles“
,el cual comienza su texto -La Metafísica- ,reconociendo cuanto placer genera
el saber.
“Hay
muchos tipos de placeres, incluyendo los placeres pobres que cualquier animal
puede tener, pero
el ser humano tiene un tipo de placer en el saber que no lo puede tener, ni tu
gatito, ni tu perro”.
Si tomamos
como referencia a un Dios que es omnisciente (lo sabe todo), y si somos
criaturas hechas a su imagen y semejanza, es lógico que quiere que tengamos el
placer del saber.
¿Quieren los partidos
políticos jóvenes para realizar tareas por encargo, o para suministrarles las
herramientas de poder realizarse
como hombres y mujeres de estado, capaces de construir y consolidar liderazgos
propios?
Es
normal ver, que a menudo, unos que otros adheridos a las glándulas mamarias del
estado (poder de turno), procuren que una pléyade de mamertos afines, vivan
esclavizados bajo una supuesta “teoría de la obediencia”, que nada tiene que
ver con normas estatutarias, y que más bien, son teorías que van dirigidas en
el sentido de vulnerar tus derechos -hasta los constitucionales- y en otros
casos, les ha resultado mejor negocio lidiar con una generación que padece de
trastornos de marasmo mental, creada e impulsada por sus propias
iniciativas, desde las curules, cargos o puestos de poder, o desde donde hayan
podido incidir., Es lógico que existan esos tipos
de “dirigentes” en cualquier organización o grupo, quienes sacan su mayor
partido de esos jóvenes que se dedican a repetir como papagayos lo que la
mollera febril de sus contratantes bombea, en muchos de los casos, bajo la
profunda estimulación de ¨un trabajito, o un chequecito¨.
Y si en este
paredón tuviera que hacer honor a la verdad, antes de que algunas lastimadas
fibras sensibles intenten fusilarme en un incontenible arrebato de sentimientos
encontrados, también existen esos pocos líderes con los que la causalidad de la
vida te ha cruzado en el camino, que te abren las puertas a un mundo de
oportunidades, que te dejan legados de formación, crecimiento y aprendizaje, y
que son capataces de ver en ti lo que otros nunca vieron.
Termino mi
reflexión con una frase de Voltaire:
"El
último grado de perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia".
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